En una de las naciones con los yacimientos más grandes de petróleo del mundo, como es Venezuela, decenas de autobuses yacen varados con sus tanques vacíos en el interior del país, la mayoría de ellos a un costado de las remotas estaciones de servicio de gasolina, mientras sus pasajeros aguardan preocupados por los tanqueros de dispendio que llevan ya días sin aparecer para reponer el agotado combustible.
La situación también es grave en los grandes centros urbanos, donde decenas de miles de conductores el jueves hacían cola en las estaciones que aún están abiertas, esperando nerviosamente su turno antes de que las bombas allí también dejen de funcionar.
El desabastecimiento ya se estaba gestando desde hace algún tiempo debido a los problemas estructurales que enfrenta la industria petrolera venezolana, y la grave crisis económica que sacude al país, dijeron expertos.
Pero la situación se agravó súbitamente esta semana, luego de que ejecutivos de la estatal Petróleos de Venezuela manejaran mal importantes contrataciones para importar combustibles.
“Las colas son descomunales”, dijo Juan Fernández, ex director ejecutivo de planificación de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), quien ha estado monitoreando la situación desde Miami.
Y aún cuando PDVSA lograra enviar de inmediato tanqueros para suministrar las estaciones de servicio, la situación
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