Hace pocos días DL viajó a Fajardo, en la Isla del Encanto, para seguir de cerca el rodaje del filme. Quizás por estos días haya tomado un descansito y ande por el país. Hace dos años la gente de su barrio no le ve la pinta. “Mi barrio es Respaldo María Montez No. 142, parte atrás. Y tengo como dos años que no voy por ahí. ¿Tú sabes por qué? Yo no lo había percibido en carne propia. Yo me preguntaba ‘¿por qué los artistas después que se pegan se salen de su barrio?’; pero me di cuenta en carne propia por qué hay que salirse.
Fui a visitar alguien que murió que representaba casi a mi madre, después de la muerte de la mía. Y cuando fui la gente empezó a arropar mi vehículo pidiéndome, y diciéndome cosas, y espérate y a llenarme de recetas.
Y tuve que agenciarme un grupo de tigueres de mi propio barrio para poder montarme en el vehículo. Y mi papá, que aún estaba en el barrio, me dijo ‘mi hijo, no vengas más para acá’”, narró el actor.
Ven a Boca de Piano
“Ya no ven a Tito -que es el mote con que nací-, sino, que ven al artista”, expuso. “Ya se perdió esa magia. Ya dejé de ser Tito para convertirme en Boca de Piano para ellos”, se lamentó.
Preguntado acerca de si se ha sentido envidiado, manifestó que sí. “Muchas veces, y lo ves en las redes cuando vienen los haters, cuando sueltas que estás en Puerto Rico, dicen ‘gran cosa. Si no es por Gómez Díaz estuvieras muriéndote de hambre’.
La gente es muy cruel. Maldita la civilización que le puso los pulgares para estar chateando, porque no los conozco, ni son gente con las que he compartido nunca y los tengo en las redes acabándome.
Le comentaba a mi hermano Raeldo (López) que yo no permito que nadie me ofenda, porque se llama redes sociales para sociabilizar. Y los que estén ahí tienen que ser afines conmigo. Yo no permito que nadie ponga sus huevitos ahí para que germinen dentro de mis redes. Mis redes son mías.
El que quiera estar tiene que quererme y el que no me quiera se tiene que ir. Yo no permito que nadie esté ahí camuflado, esperando que yo suelte una cosa para...”, expresó quien dice ser el artista mejor pagado del cine dominicano.
La improvisación
Cuando Fausto asumió el papel de Genaro hace 10 años, pesaba 98 libras. Ahora está más repuesto. Tiene 44 años “Estamos en mejores condiciones ahora.
Sabemos lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer”, dice del trío de amigos que compone junto a Correa y Pachulí. Tres amigos que se ayudan mutuamente, sobre todo cuando están en el teatro. “Mi punta de lanza es la improvisación y cada director que me llama, me coloca el guión en la mano y me ha dado cancha abierta. Eso me hace sentir cómodo”, concluyó.
Nota de Alfonso Quinones
Via diariolibre
Nota de Alfonso Quinones
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