El fallecido expresidente cubano Fidel Castro vio como uno de sus sueños deportivos, convertir al béisbol aficionado de su país, considerado deporte nacional, superior a de las Grandes Ligas, nunca se realizó y por el contrario, los mejores peloteros antillanos fueron los primeros en desertar y renegar del sistema político en el que vivían.
Nadie de las figuras y prospectos cubanos querían quedarse en la isla caribeña y por el contrario buscaron siempre la manera de abandonar el país y tener la oportunidad de alcanzar su mejor rendimiento, aun a costa de poner en peligro su vida, dejar a sus familiares y de no poder regresar más. EFE
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