Los piropos, miradas lascivas, silbidos y diferentes gestos hacia la mujer son frecuentes en República Dominicana y en los países latinoamericanos, porque se consideran parte de la idiosincrasia cultural, pero en Estados Unidos es acoso callejero, y fácilmente llevan al protagonista directamente a la cárcel.
Con el verano encima y todas las actividades al aire libre que se presentan en La Gran Manzana, las mujeres que tienen libertad, e independencia asisten a ellas, al trabajo, y a pasearse con vestimenta muy sexi, considerada en muchas ocasiones de “provocadoras”, y son objetas de piropos de todas índoles por parte de los hispanos, principalmente de los dominicanos en el Alto Manhattan.
A medida que las temperaturas suben, también los criollos hacen los comentarios más fuertes y directos, con miradas fijas y penetrantes en la parte frontal y trasera de la mujer, acompañados de silbidos y agresiones verbales hacia las mujeres que transitan por las calles de Washington Heights e Inwood.
Esos piropos que lanzan los criollos a esas “buenas hembras” que transitan por Saint Nicholas, Broadway, Dyckman, Sherman, entre otras concurridas vías de los mencionados vecindarios, pueden considerarse como “acoso callejero”, pero es tan común entre los quisqueyanos que ya las mujeres los aceptan como parte de su diario vivir.
Carmen Salavarrieta, directora de la organización Ángeles en Acción de Plainfield, Nueva Jersey, indicó recientemente que regularmente dicta charlas al respecto, haciendo énfasis en que no deben decirle nada a los transeúntes, “por muy buena intención y respeto con que lo hagan, ni tampoco deben mirar de forma lasciva (gesto que manifiesta una inclinación exagerada al deseo sexual), porque esto acarrea consecuencias negativas, si una mujer le llama la policía”, precisó.
Francisco Alcántara Bautista, un padre dominicano con 4 hijas adultas, considera que muchos piropos que le dicen los jóvenes de hoy en día a las muchachas son groseros que al tolerarlo se está permitiendo que los niños aprendan el lenguaje de la violencia de género, al ignorar el poder que tienen las palabras para conducir a acciones peligrosas.
Entendidos en la materia consideran que al decirle cualquier cosa a una mujer en la calle o lanzarle una mirada lasciva es el primer paso para desarrollar un patrón de comportamiento abusivo. Cuando se convierte en normal y natural el uso del lenguaje agresivo para ejercer poder sobre otra persona, se comienza una caída en declive hacia la violencia de género, porque los llamados “piropos” y el acoso callejero pueden conducir a la violencia sexual y física.
Por su parte Cecilia Gastón, director ejecutiva de Violence Intervention Program, Inc. (VIP) expresó que al estar en contra del acoso callejero, estamos parando la violencia antes de que comience. "Siempre invitamos a pensar de forma diferente sobre los “piropos”, los comentarios y las miradas lascivas en la calle porque indudablemente son una forma más de violencia hacia la mujer, y como sociedad hemos aceptado este tipo de violencia como natural", dijo.
Hizo un llamado a nuestros hombres a que piensen en sus hermanas, hijas y nietas antes de lanzar cualquier comentario a una mujer en la calle, y si alguna fémina necesita ayuda, puede llamar a la línea telefónica de la agencia (24 horas) de emergencia: 1800-664-5880, manifestó Gastón.
Por Ramón Mercedes
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