Maggie falleció tumbada en su cama a causa de su frágil condición de salud que la llevó a dormir la mitad del día en sus últimos años.
Aunque Maggie, una kelpie australiana que vivía en el pueblo de Woolsthorpe no contaba con el reconocimiento oficial de ser la perra más vieja del mundo, realmente lo era, pues tenía 30 años cuando falleció, el pasado lunes 18 de abril.
“Tenía 30 años pero todavía se movía bien y era feliz. Andaba desde la casa hasta el establo y perseguía a los gatos y les gruñía”, recuerda Brian McLaren, su dueño.
El hombre encontró a Maggie tumbada en su cama, pero en aquella ocasión no se alegró de verle, había muerto a causa de su frágil condición de salud que la llevó a dormir la mitad del día en sus últimos años.
“Estoy muy triste, pero me alego de que haya tenido la vida que tuvo y también por la manera en la que se ha ido”, señaló el granjero.
Hasta la muerte de Maggie, el único récord mundial del que se tiene registro es de Bluey, un perro de la misma raza que murió en 1939 a la edad de 29 años.
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