En octubre, Major League Baseball (MLB) se propuso celebrar un partido de exhibición en una Cuba cada vez más cercana en sus relaciones con los Estados Unidos, y un mes más tarde, los Rays ganaron una lotería entre equipos interesados en hacer el viaje, de una tómbola que incluyó a Dodgers, Yanquis y Mets.
La MLB se aseguró de costear detalles, hasta como el de adecuar el terreno de un Estadio Latinoamericano golpeado por la sequía caribeña de 2015, y ayer se jugó el partido ante más de 50 mil espectadores.
El regreso a suelo dominicano de un choque de ese tipo no está en el horizonte cercano. Al menos así piensa Julio Hazim, el último empresario que se embarcó en la aventura que terminó con amargo sabor.
“El juego que no es bueno para temporada, válido para calendario que no se molesten en hacerlo. El fanático dominicano es tan consciente, es tan veterano que lo que es exhibición, primavera no le interesa”, dijo Hazim, exdueño de los Leones del Escogido y comercializador del torneo otoño-invernal.
En marzo del 2000, Hazim trajo al país a los Medias Rojas de Boston, con Pedro y Ramón Martínez en su nómina, además de José Offerman, a jugar dos partidos contra unos Astros de Houston con Moisés Alou y Jeff Bagwell en su plantel.
La baja asistencia a ambos juegos dejó mucho qué desear, y Pedro no se mordió la lengua para dejarlo saber.
“Sería un éxito si ellos (MLB) hacen un juego que sea válido para calendario, como hacen en Japón con la inauguración de la temporada. Hay un problema con el home club, que tiene que ser el beneficiario del juego, tienen una forma de manejar sus cosas que no permiten que nadie venga de afuera a embromar”, explicó Hazim.
Piratas y Marlins jugarán en mayo (30-31) una serie de dos partidos en San Juan, Puerto Rico, dentro del calendario regular, pero allí habrá una empresa boricua (MB Sports) que compró el montaje. Los boletos cuestan entre US$26 y US$190.
El precio de las boletas es uno de los temas que también preocupa a organizadores, y las últimas tres ediciones de la Serie del Caribe (dos en la capital y una en Santiago) son el principal referente.
Para Hazim, el juego en Cuba fue posible por el interés particular de las Grandes Ligas y el gobierno estadounidense en estrechar relaciones con la mayor de las Antillas.
“¡Es un juego político ombe! Igual que el que se hizo con Baltimore (1999), ese juego no tiene ningún valor deportivo. Los juegos políticos son otra cosa”, dijo Hazim.
Desde que los Rojos de Cincinnati se convirtieron en 1936 en el primer equipo ligamayorista en disputar un partido en el país, son ocho los encuentros que han tenido lugar, incluyendo equipos como Cardenales, Filis, Metros y Yanquis.
El juego en Cuba también encaja en la histórica postura de promover el juego/negocio.
Ya en noviembre de 1913, los White Sox de Chicago y Gigantes de Nueva York se embarcaron en una gira de cuatro meses llamada el Gran World Tour, que incluyó partidos en Japón, China, Filipinas, Australia, Ceilán (hoy Sri Lanka), Egipto, Francia e Inglaterra.
El tour obedeció al éxito económico que logró Albert Spalding con viajes similares entre 1889-1890 por Nueva Zelanda, Australia, Egipto e Italia.
NPerez@diariolibre.com
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