17 de julio de 2015

Rafa Rosario relata en libro cómo asesinaron a su hermano Pepe

El 18 de marzo de 1983 marcó la vida de la familia Rosario, cuando cayó herido por una puñalada propinada por una bailarina la promesa merenguera Pepe Rosario, quien más tarde falleció.

El hecho llenó de dolor a una familia que hoy, a más de 30 años de su partida, todavía apaga la mirada y se entristece cuando de hablar de esta historia se trata.

Relatando esta triste historia aparece el hermano de Pepe, Rafa Rosario, quien aprovechó las investigaciones de Fausto Polanco para su libro “Merengueros” para contar cada detalle de lo que tiene que ver con esta muerte.

Jamás olvidarán

Rafa Rosario dice que quedó como un recuerdo imborrable en la familia Del Rosario Almonte la muerte de su hermano menor.
Cuenta que cerca de la medianoche amenizaban un baile y luego de que Pepe Rosario, Toño, Rafa, Luis, Tony y Francis Rosario terminaran de interpretar el tema “Las locas”, el pianista (Pepe) se tomó un descanso.

En ese momento tres mujeres se le acercaron. “Una de estas le reclamaba por algo, lo empujaron y se desató un forcejeo.

Esto motivó a que Pepe tratara de defenderse, pero de inmediato una de ellas sacó un arma blanca de su bolso y lo apuñaló ”, cuenta Rafa.

En el libro Rafa Rosario explicó que cuando la muchacha lo hirió, Pepe le cayó atrás con una silla, pero se desplomó antes de llegar a ella.

“Yo no vi el momento. Sólo pude ver cuando cayó al piso y de inmediato fui donde él y me dijo: Una muchacha me hirió. Toño salió corriendo gritando: Mataron a mi hermanito.

Las muchachas salieron corriendo y yo les caí atrás”, dijo Rafa.
Pura González, de 18 años, fue la joven que lo apuñaló y cuando los hermanos pudieron alcanzarla le reclamaron explicar porqué actuó de esa manera.

“Nosotros no le hicimos daño porque no pensamos que Pepe iba a morir. Si nosotros vemos que nuestro hermano muere, las cosas no hubieran terminado de esa manera”, dijo Rafa.

El joven fue ultimado con un cuchillo de cortar pan por la bailarina Pura Rodríguez, de 18 años, quien según la Policía actuó motivada por celos.

Tan pronto sucedió el lamentable incidente, se trasladaron a un centro médico de La Romana donde no quisieron atenderlo, alegando que el caso era de suma gravedad y que no estaban capacitados para brindarle los primeros auxilios.

En el hospital de San Pedro

De ahí se dirigieron al hospital Jaime Oliver Pino del Instituto de Seguros Sociales (IDSS), en San Pedro de Macorís. Allí sólo le prestaron una ambulancia para trasladarlo a Santo Domingo.

“En San Pedro rentamos una ambulancia y tuvimos una discusión con ellos, porque si no le dábamos dinero no lo llevarían a la Capital. Se perdió un tiempo precioso en eso, pues no teníamos dinero, pero llegó una amiga y pagó.

Después tuvimos que pararnos en una estación de combustible porque el vehículo no tenía para llegar a Santo Domingo”, dijo Rafa.

Médico practicante

También se quejó de que el médico que enviaron en la ambulancia era un practicante inexperto, que no sabía tratar este tipo de casos y actuó mal.

“Cuando Pepe convulsionaba, el joven médico le hundía las manos en el vientre, pero Pepe estaba sangrando por dentro y cuando él hacía esto, lo que hacía era hacerlo sangrar más”, precisó.

Rafa dijo que durante todo el trayecto, Pepe se mantuvo consciente y hablando. Con palabras entrecortadas y muy baja, les pidió que no lo dejaran morir.

“No, no tú no te vas a morir. Nosotros vamos a ser tan grande como el ‘Conjunto Quisqueya’, así es que tú no te vas a morir en este momento”, le dijo Rafa a su hermano pocos minutos antes de éste fallecer.

En el Darío Contreras

Cuando llegaron a la Capital entraron al hospital Darío Contreras, pero los médicos de este centro de salud lo enviaron al Luis Eduardo Aybar, donde murió minutos después de llegar. Los galenos intentaron reanimarlo, pero ya habían pasado tres horas del incidente.

La Familia Rosario, a pesar del transcurso del tiempo, nunca ha logrado reponerse de ese duro golpe.
“Uno se tranca… cuando hablo de eso me cierro”, dijo acongojado Rafa Rosario, 30 años después, sin poder pronunciar una palabra más.

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