Son pocas las personas que aún no han caído en la fiebre de jugar Candy Crush Saga. Y es que resulta muy divertido y adictivo con todos sus caramelos y dulces de colores. Algunos estudios han revelado que es inofensivo pues propone problemas computacionales complejos.
El juego que fue lanzado en Facebook, en abril de 2012, cuenta ahora con más de 93 millones de usuarios que no pueden dejar de jugar. ¿Por qué Candy Crush es tan adictivo? Al parecer, la clave de su éxito está en los niveles más difíciles; aquellos que no podemos quitar de nuestra mente y que sentimos que debemos superar a como dé lugar.
Efecto Zeigarnik, el causante de la adicción
Cualquier usuario que haya jugado cierta cantidad de niveles de Candy Crush sabe que los hay muy simples, otros complicados y algunos muy difíciles de pasar. Cuando un jugador pasa un nivel, lo olvida rápidamente, pero cuando pierde, tiene la urgente necesidad de volver a jugarlo hasta superarlo.
Se lo denomina efecto Zeigarnik, porque fue descubierto por la psicóloga Bluma Zeigarnik. Ella descubrió que los camaroneros podían recordar una gran cantidad de pedidos, pero una vez que cumplían con ellos, los olvidaban. La psicóloga propuso 20 retos mentales a un grupo de voluntarios e interrumpió la mitad. Al finalizar, los hombres recordaban estas tareas con más claridad que las que habían resuelto.
Un juego matemáticamente complejo
Toby Walsh, de la Universidad de Nueva Gales del Sur y del centro de investigación de la computación NICTA –ambas en Sydney, Australia– analizó el juego y descubrió que pertenece a una clase de problemas matemáticos llamados NP-hard, lo que significa que puede ser casi imposible de resolver.
Walsh estudió una versión generalizada del Candy Crush, en la que el tablero tiene un tamaño ilimitado, y se preguntó si era posible encontrar una secuencia de combinaciones que obtuvieran una puntuación determinada. Para transformar esto en una cuestión matemática, creó combinaciones de dulces, equivalentes a enunciados matemáticos lógicos en ejercicios llamados "problemas de satisfacibilidad booleana" (también conocidos como SAT), que plantean si una serie de afirmaciones lógicas son compatibles o si se contradicen entre sí.
La adicción al Candy Crush puede explicarse, al menos en parte, porque es un rompecabezas difícil de resolver y se convierte en un reto permanente para los jugadores. La misma estrategia planteada por Walsh se utilizó para demostrar que los juegos clásicos de Nintendo, como Super Mario Bros y Zelda, también son NP-hard.
Muchos estudios, una sola certeza
Existen otras razones por las que el Candy Crush es uno de los videojuegos más adictivos. Especialistas en psicología y adicciones, aseguran que el popular juego cuenta con ciertos rasgos que nos hacen jugar sin parar. Por ejemplo, es punto medio entre un reto y una situación desalentadora, ya que es una experiencia lo suficientemente fuerte para ser un reto, pero no demasiado difícil de ser desalentador.
Los jugadores experimentan recompensas aleatorias e intermitentes en el juego, que se traducen en explosiones de dopamina que cursan a través de sus cerebros. Los especialistas también señalan que los divertidos y coloridos dulces que vemos en la pantalla nos transportan a la niñez y esto puede asociarse con muchos buenos recuerdos
No te sientas culpable por no poder dejar de jugar, después de todo, está todo fríamente pensado para que sea así.
Fuente: Batanga
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