Nicolas Maduro tomó la decisión de ocupar una de las cadenas de electrodomésticos más grandes del país dos días después de anunciar el comienzo de una "ofensiva económica" para controlar si los comercios suben los precios y acaparan productos.
"He ordenado la ocupación de esa red de tiendas y sacar los productos a la venta a precio justo, que no quede nada en los anaqueles, que no quede nada en los almacenes", dijo Maduro durante una visita al estado oriental de Anzoátegui.
Maduro agregó que los gerentes de las tiendas de electrodomésticos Daka "ya están detenidos" y que la intervención se realizará con el apoyo de los militares y miembros del organismo estatal de protección al consumidor Indepabis.
"Todo aquel empresario que esté violando las leyes y robando al pueblo, más temprano que tarde, en los próximos días, le llegará la Ley, el Estado, el Gobierno, el pueblo", aseveró.
El mandatario dijo que la ocupación de la cadena de tiendas y la próxima fiscalización de otras tienen como propósito "proteger el salario de los venezolanos y sus aguinaldos".
Afirmó que "el porcentaje de sobreprecio, de sobrefacturación, de robo, llega a 1.000% de los precios de los productos", respecto a la estructura de costos de importadores.
Venezuela enfrenta una inflación galopante, que ya supera el 50% anual, y dificultades graves de abastecimiento de algunos alimentos y productos básicos como el papel higiénico, que incluso han sido reconocidas por el Banco Central de Venezuela. Este registró un índice de escasez en octubre de 22,4%, una de las tasas más altas que se ha alcanzado desde que se comenzó a difundir el indicador en 1990.
En respuesta a esta crítica situación, en gran medida desatada por el exceso y la ineficacia de los controles y restricciones estatales, Maduro propone aumentar todavía más las regulaciones sobre la economía. Prometió intensificar sus esfuerzos para fiscalizar las empresas y sancionar a aquellos empresarios que especulan con los precios de los productos y las divisas, según él, para desestabilizar su gobierno.
Los dirigentes empresariales han rechazado esos señalamientos y han planteado que las fallas en el abastecimiento son consecuencia de la reducción de la entrega de las divisas oficiales, que han afectado la importación de materias primas, equipos y repuestos, así como por las distorsiones generadas por una década de controles de precios y de cambio que han hecho caer la producción.
Venezuela mantiene desde febrero de 2003 un control sobre los precios y sobre el tipo de cambio. La tasa oficial de cambio es de 6,30 bolívares por dólar, pero en el mercado paralelo el dólar se cotiza cerca de nueve veces más.
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