Durante la medianoche de este domingo, los relojes de casi todo Brasil serán adelantados una hora, dando inicio al llamado "horario de verano", con el que se prevé ahorrar unos 400 millones de reales (181 millones de dólares) en el gasto energético.
El cambio de horario afectará a los estados de Río Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná, Sao Paulo, Río de Janeiro, Espíritu Santo, Minas Gerais, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Goias y al Distrito Federal de Brasilia, y estará en vigor hasta el próximo 16 de febrero.
La medida se aplica desde la década de 1980 y reducirá de tres a dos horas la habitual diferencia de la mayor parte del país con el huso horario del meridiano de Greenwich (GMT).
Las autoridades calculan que la reducción que se logrará en el consumo de energía durante ese período será de entre 4,5 y 5 por ciento durante las horas en que se registran los picos de mayor demanda.
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