Durante el evento, se sirvieron 400 copas de champagne y dentro de cada una se colocó una circonita cúbica. Una de las copas, sin embargo, contenía el gran premio: un valioso diamante donado por la joyería Continental Wholesale Diamonds.
“Nos estábamos riendo, no estaba prestando atención y tomé un trago”, dijo Miriam, quien prefirió no revelar su apellido.
Las copas ya vacías, el verdadero diamante no aparecía por ningún lado.
“Fuimos mesa por mesa, pero no encontramos el diamante”, explicó Andrew Meyer, uno de los socios de Continental Wholesale Diamonds.
De pronto, una mujer mayor tomó la palabra y dijo que se había tragado por accidente lo que estaba en su copa.
De pronto, una mujer mayor tomó la palabra y dijo que se había tragado por accidente lo que estaba en su copa.
“Creí que alguien ganaría el premio y no tendría que contarle esto a nadie”, señaló Miriam.
La mujer se dirigió inmediatamente a un hospital cercano para realizarse estudios de rayos X. Allí descubrió que los diamantes no aparecen en estas radiografías.
Al día siguiente, Miriam visitó al médico para realizarse una colonoscopia de rutina. Una vez que llegó al consultorio, le explicó la curiosa situación.
“Esté alerta por las dudas”, recuerda que le dijo al doctor.
El médico finalmente pudo recuperar el brillante. Camino a su hogar, Miriam pasó por la joyería para examinarlo y comprobó que en efecto era el anhelado diamante.
El médico finalmente pudo recuperar el brillante. Camino a su hogar, Miriam pasó por la joyería para examinarlo y comprobó que en efecto era el anhelado diamante.
Miriam ha decidido conservar la joya como una reliquia. Al menos podrá contar la simpática historia que atravesó hasta llegar a sus manos.
Fuente: http://cnnespanol.cnn.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario