Si Omega no va a Dios, él le manda sus pastores. En este caso, una mujer, evangélica, que no esperó que el merenguero de mambo vaya a la Iglesia, sino que ella misma cogió para una de sus fiestas.
Allí lo esperó horas hasta que Omega llegó y recibió su andanada de palabras para que se arrepienta.
Omega escuchó a la señora con paciencia, la saludó y luego se fue a lo suyo, a atizar los diablitos para que consuman alcohol y mambo.
Fotos Cortesia ElCallejon809.com
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