El alero de los Heat, que anotó 30 puntos en la primera mitad, ofreció una exhibición para el recuerdo y superó por si solo a unos Celtics impotentes.
Estando contra las cuerdas y con gran parte de las miradas apuntándole y esperando su fracaso, LeBron James demostró nuevamente ser un jugador especial.
Se echó a los Heat a su espalda y acabó, de un plumazo, con el infierno del Garden en una primera mitad inolvidable. Miami superó sin excesivos problemas a Boston (98-79) y ambos equipos se disputarán, este sábado en Miami, el pase a las Finales de la NBA, donde ya esperan los Oklahoma City Thunder.
Paul Pierce. El alero de los Celtics no estuvo en el partido. Con problemas de faltas y desquiciado en defensa ante James; y muy desacertado en ataque. Acabó con 9 puntos y una paupérrima carta de 4/18 en tiros de campo. No fue solución.
Rondo. De más a menos. El base de los Celtics comenzó el partido anotando y generando. Acumulaba 19 puntos y 5 asistencias al descanso, manteniendo con vida a los suyos. Sin embargo, la segunda mitad su influencia descendió. Cansado (no descansó nada los dos primeros cuartos), su bajón sepultó cualquier esperanza de Boston.
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