3 de octubre de 2011

Anthony Santos es loco con “un mondonguito con un arrocito blanco y unos friticos

Por Laura Peralta
Anthony Santos cantó en plena tormenta, como lo hizo aquel 27 de octubre de 2007 en Rancho Escondido de Baní. La gente no paraba de bailar bajo un gran aguacero, sin saber que se trataba de la tormenta “Noel”.

“Salí juyendo de ahí”, recuerda entre risas el cantante, mientras se acomoda en los asientos traseros de su vehículo: una jeepeta blanca Lexus LX 570. 
Un poco nervioso, accede a la entrevista con LISTÍN DIARIO en el aeropuerto de Santiago, a su llegada de Miami el pasado lunes a las 9:00 de la noche.
“Me siento bien, ya llegué a mi país. Cuando estoy fuera de él estoy extraño, pero después que llego mi corazón vuelve en sí otra vez”, dice. 



En el escenario deja a un lado la sencillez, y lo reconoce.
“Me transformo. Mi público está acostumbrado a ver a un Anthony Santos crecido como el arroz blanco”, afirma, y suelta una carcajada. “Me gusta que el público sienta que hay un artista en el escenario”, expresa.
Un día en su vida
El quehacer diario de “El bachatú” despierta curiosidad. “Prefiero la tranquilidad, no me gusta la ciudad.
Me gusta el campo, el calor de mi gente. Juego dominó, mando a cocinar”, dice.
El intérprete es loco con “un mondonguito con un arrocito blanco y unos friticos.
Ese es Anthony Santos: sencillo y siempre con mi gente. Yo no paso de ahí”, expresa con gusto.
Así fue como lo agarró Hipólito Mejía en su casa hace algunas semanas, donde jugaron dominó y acordaron que el artista grabará un tema para su campaña.
“Estoy cien por ciento con Hipólito”, afirma. “Nos identificamos por la humildad”, agrega.
También cantaría para Danilo Medina, pero aclara que “lo único es que no estoy con su candidatura.
Si me llama tenemos que dialogar. Él es también un ser humano ejemplar. Lo que hago, lo hago por el pueblo y no buscando beneficios para mí, porque al Presidente Leonel Fernández le canté, a quien admiro y respeto mucho”.
Estilo invariable
Vivir en el corazón de una finca en Montecristi ha contribuido a mantener la esencia del estilo pueblerino de la bachata de Anthony.
“Parece que sí porque no me ha hecho falta salir de ahí para mantener mi carrera.
Creo que nadie ha durado tanto tiempo en el gusto popular, gracias a Dios y al público”, asegura.
El bachatero considera que se ha ganado “El Soberano” de los Premios Casandra.
“Siempre me mantengo suave con eso y dejo que los organizadores decidan sus cosas. Nunca abundo mucho en esos temas, pero cuando lo consideren, ¡bienvenido!”, sostiene.
Llegarle la fama y el dinero a Anthony Santos mientras vivía con escasas recursos económicos, no lo ha hecho sumirse en la vanagloria material ni perder las raíces de su pueblo.
“Por eso es que me he mantenido siendo el number one de e´ta vaina. A mí no se me han subido los humos a la cabeza. Cuando hablo.
Concierto
El bachatero se presentará por primera vez en Hard Rock Café el próximo jueves 6 de octubre, y eso es un “cachú” para él. “No le temo al reto porque el Mayimbe es el Mayimbe. Mi público se dará banquete allá”, dice.
Ha transcurrido media hora de conversación, llena de risas y silencios para pensar.
“El bachatú” se sorprende. “¡Qué tiempo tan largo, a nadie! Y en este momento que estoy cansado. A mí hay que agarrarme camán, y cuando es a una dama no me puedo negar”, dice con gratitud y entusiasmo, pero aún no se lo cree.
Los medios. 
Anthony Santos le rehúye a las entrevistas y las fotos. “Me manejo de una manera que muchas personas dicen que soy prepotente, arrogante, comparón, pero esa es mi forma de manejarme”, aclara.
Al bachatero le han dolido algunos comentarios de los medios. Su tono de voz baja. “Me imagino que están para informar, no para desinformar, pero nunca le contesto a nadie ni guardo rencores. Ahora, tú sabes que hay gente que habla cosas personales de uno como artista que yo las tomo en cuenta”, subraya.

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