En un restaurante londinense, cada mesa tiene un mantel interactivo, con íconos para navegar por la carta, ordenar platos y pedir la cuenta. La tecnología suma nuevos hábitos a los consumidores.
Un proyector colocado sobre cada mesa envía un mantel virtual interactivo.
El comensal usa el touchpad para abrir el menú. Una vez que se escoge el platillo, la orden se envía a la cocina. El mesero sólo recibe al cliente antes de la comida, pero la próxima vez que aparece es para llevar el pedido.
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