Foto by Ronald Martinez
Edgar Rentería sentenció otra Serie Mundial con un batazo enorme, esta vez un jonrón de tres carreras.
El jonrón del campocorto colombiano por el jardín central y derecho estableció la diferencia en la victoria 3-1 sobre los Rangers de Texas el lunes, en un vibrante duelo de lanzadores entre Tim Lincecum y Cliff Lee.
Brian Wilson ponchó a Nelson Cruz para sacar el último out.
San Francisco liquidó la serie 4-1 en el corazón de Texas, sin necesidad de llevar de vuelta el Clásico de Otoño al norte de California.
Rentería fue proclamado como el Jugador Más Valioso tras batear para .412 con dos jonrones y seis impulsadas en los cinco partidos.
"Fue un año difícil para mí", dijo el campocorto en alusión a lesiones frecuentes. "Me dije que tenía que seguir trabajando duro y mantenerme en forma porque algo bueno iba a ocurrir este año".
Como franquicia, los Gigantes no se consagraban desde que en 1954 superaron a Cleveland. Entonces, Willie Mays y compañía tenían su feudo en el Polo Grounds de Nueva York.
"Esto enterró mucho huesos, '62, '89, 2002", dijo el gerente general de los Gigantes, Brian Sabean, en alusión a las presentaciones adversas en la serie. "Este grupo se lo merecía, fiel desde el principio. Estamos orgullos y humildes por el logro".
Lo que luminarias como Barry Bonds, Juan Marichal, Orlando Cepeda y Felipe Alou no pudieron conseguir con el uniforme de los Gigantes, fue logrado en 2010 por un reparto diverso de protagonistas.
Su receta fue el pitcheo dominante de una rotación de abridores que fue formada por ellos, con Lincecum, Matt Cain, Jonathan Sánchez y Madison Bumgarner.
Bajo la dirección de un manager Bruce Bochy que en el curso de la postemporada casi siempre atinó con sus cambios, San Francisco emergió campeón con gente inesperada como el rejuvenecido Rentería, quien hace apenas un mes estaba a maltraer por las lesiones.
Además, Cody Ross llegó al equipo en agosto tras ser dejado en libertad por Florida y acabó con una cosecha de cinco jonrones en la postemporada. La irrupción del catcher novato Buster Posey a fines de mayo hizo despertar al equipo que casi toda la campaña estuvo persiguiendo a San Diego en su división.
El puertorriqueño Andrés Torres apareció de la nada para ser la bujía como primer bate y jardinero central. ¿Y qué decir del oportuno bateo del infielder dominicano Juan Uribe?
"Todo lo hicieron bien", dijo Bochy. "No puedo estar más orgulloso del grupo. Jugaron con el corazón y determinación. No podían perder. Mi personal, aceptaron sus papeles y tuvieron una sola misión".
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