La profesora Damarys Antonia Pepín narró que la escuelita se hizo por gestión suya y dio gracias a un hacendado de la zona que cedió los terrenos para la construcción de la casucha.
Una docena de niños recibe el pan de la enseñanza en una casucha de madera, con techo de zinc, piso de tierra, sin ventanas, ni luz y sin baños, y como si fuera poco, en tiempos de lluvia, es imposible impartir docencia.
Foto/DominicanosHoy.com