Hace de "maniquí". Llega con su flor o cualquier objeto, se ubica en un espacio de la vía, pudiera decirse que se petrifica, se "neutraliza" por completo, y en la posición en que se encuentre dura horas inmovilizado, tal cual una estatua.
Ahí se queda y es la atracción de todos los peatones, criollos y extranjeros, que pasean por la emblemática calle capitalina. Lo único que gana es lo que le puedan dejar de propina los que quieran hacerlo.
El personaje es toda una atracción para los turistas en una calle que es para turistas... Pero, ¡vaya usted a ver..., precisamente la Policía Turística está empecinada en echarlo de El Conde! No le dejan vida al muchacho, lo mantienen en zozobra y lo están forzando a abandonar la vía porque no lo quieren ver en ella, no se sabe por capricho de quién.
A quienes debieran echar es a quienes arrabalizan El Conde, a los delincuentes que merodean diariamente la zona y cometen asaltos, atracos, como parte del pan nuestro de cada día, y que muy probablemente son conocidos por los propios agentes de la Policía Turística, así como la proliferación de drogas y la prostitución. ¡Eso es lo que deberían echar de El Conde...!
Via/Cristalycolores.com
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