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24 de julio de 2009
Zelaya instala puesto de mando en Nicaragua
Fuente/AP
El presidente depuesto hondureño Manuel Zelaya se asentó cerca de la frontera con su país para preparar el regreso a casa, urgiendo a los soldados a ignorar una orden de arresto contra él y haciendo caso omiso de que su regreso podría provocar violencia.
Zelaya partió desde la embajada de su país en esta capital conduciendo personalmente un jeep blanco, todo terreno, hacia Estelí, un pueblo a unos 40 kilómetros (25 millas) al sur de la frontera con Honduras. Iba acompañado por el canciller venezolano, Nicolás Maduro. Atrás le seguían el ex guerrillero sandinista Edén Pastora, algunos de sus ministros y un sinnúmero de periodistas y simpatizantes ingresados desde su país.
Zelaya se encerró en su hotel allí el jueves por la noche para planear la estrategia de reclamo de la presidencia al gobierno de facto que le envió al exilio. Dijo que realizaría un segundo intento de llegar a casa tan pronto como el sábado, argumentando que los esfuerzos de mediación apoyados por Estados Unidos no resultaron.
El gobierno de facto del país asegura que arrestará a Zelaya si éste pone el pie en Honduras. También se ha impuesto un toque de queda de seis de la tarde a seis de la mañana en las zonas fronterizas.
Zelaya dijo que pasaría el viernes estudiando la mejor manera de entrar a Honduras, por tierra, mar o aire. Pidió a los hondureños que se reúnan en el lugar donde él decida cruzar la frontera y urgió a los soldados que se retiren cuando le vean.
"Voy caminando hacia Honduras y espero que la mayor parte de los hondureños puedan superar a los retenes en la frontera, que caminen a la frontera, que no le tengan miedo a los soldados", dijo Zelaya durante una rueda de prensa en el hotel. "Soy fuerte, no temo pero se que estoy en peligro".
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