"Levántese", dijo la jueza Thokozile Masipa al atleta sudafricano antes de comunicarle la decisión unánime de la Corte: "Culpable de homicidio involuntario". El fallo contradice los pedidos de los fiscales -liderados por el duro Gerrie Nel- para que Pistorius fuese condenado por asesinato premeditado, lo que le habría valido la cadena perpetua.
La magistrada no ha revelado la pena que le corresponderá a Pistorius por matar a Steenkamp el 14 de febrero de 2013 en Pretoria, Sudáfrica. Las especulaciones advierten que Masipa es conocida por dictaminar penas duras, pero la verdad es que de su criterio depende de que el atleta pase años de cárcel, o ninguno.
Incluso la defensa consiguió la extensión de su libertad bajo fianza hasta que sea definida la pena, el próximo 13 de octubre. Desoyendo los argumentos del fiscal Nel, el gran derrotado de este juicio, la magistrada le extendió el beneficio por los motivos que explicamos aquí. Así, Pistorius seguirá libre, al menos hasta que se dé a conocer su pena.
Alrededor de las 13:20, hora local, Pistorius se fue caminando del tribunal, rodeado de numerosos agentes hasta abordar a un automóvil en medio de una muchedumbre de cámaras y curiosos.
El campeón paralímpico sudafricano estaba acusado de haber matado intencionalmente de cuatro disparos a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, en febrero de 2013 en su casa después de una discusión.
Él asegura que la confundió con un ladrón tras haber oído un ruido sospechoso.
La jueza estima que actuó "con negligencia al abrir fuego contra la puerta del baño,sabiendo que había alguien en el interior".
"Una persona razonable en su posición, con la misma discapacidad, habría previsto la posibilidad de que el que estuviese detrás de la puerta pudiera morir por los disparos, y habría tomado medidas para evitar estas consecuencias, lo que el acusado no ha hecho", dijo.
Al conocer el veredicto, el atleta de 27 años, que había pedido perdón durante el juicio, se quedó inmóvil, mirando fijamente hacia la juez.
La madre de Reeva Steenkamp se quedó de piedra, y su marido se arrellanó en el banco.
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