15 de febrero de 2017

Dominicano recibe US$7 Millones de Dolares por 18 años en la cárcel siendo inocente

NUEVA YORK,- El dominicano Fernando Bermúdez, quien estuvo 18 años en una cárcel estatal por un asesinato del que se le declaró culpable en un juicio manipulado en la Corte Criminal de Manhattan en 1992, acordó recibir $7 millones de dólares en compensación por su tiempo en el presidio, después de una demanda que sometió en el tribunal federal en 2011, luego que fue absuelto en 2009.

Durante el juicio, Bermúdez, fue incriminado por cinco supuestos “testigos estrellas” de la fiscalía, algunos de los cuales que eran convictos con largos récords criminales, pero se prestaron al perjurio a cambio de una sentencia benévola.


La víctima, Raymond Blount, fue asesinado a tiros frente a la entonces afamada discoteca “Palladium”, el 4 de agosto de 1991. Bermúdez estaba en un grupo en el que también estuvo el tirador.

El jurado lo encontró culpable de asesinato en segundo grado en 1992, cuando el dominicano tenía 22 años de edad.

Posteriormente, los “testigos” que lo implicaron, se retractaron de las declaraciones en 1993, y dijeron que la policía los había presionado para que identificaran a Bermúdez como el presunto tirador que asesinó al adolescente.

Bermúdez, ahora de 48 años, comenzó su lucha legal con la ciudad y el estado hace seis años.

La compensación de los $7 millones, es una combinación del pago de la ciudad por la actuación de la policía y el estado, por haberlo mantenido en la cárcel por casi dos décadas, siendo inocente.

El acuerdo se retrasó porque el estado le ofreció Bermúdez por $4.750.000 dólares en 2014, mientras la ciudad no llegó a un convenio hasta el miércoles de la semana pasada, según su abogado, Michael Lamonsoff.

“Fernando nunca se recuperará lo que ha perdido, que fueron 18 años de libertad”, dijo el jurista. “Pero este acuerdo proporciona un cierre de seis años de litigio en la corte”.

El Departamento Legal de la ciudad, declinó hacer comentarios, alegando que revisará el acuerdo.

LA DECISION JUDICIAL

Explotando en un incontenible llanto y abrazándose fuertemente a sus familiares más cercanos, después que el juez John Cataldo de la Corte Suprema de Manhattan ordenara su descargo, el dominicano Fernando Bermúdez no pudo controlar la emoción, reafirmando su declaración de inocencia de hace casi dos décadas.

Tuvieron que transcurrir 18 años, tiempo que el inmigrante criollo que en 1992 fue condenado por un asesinato que no cometió, pudiera saborear una libertad, que por “error” del sistema, se le coartó y que en la mañana de este jueves 12 de noviembre, fue enmendado por el juez.

Bermúdez, padre de tres hijos y que emigró a los Estados Unidos traído por su padre cuando era pequeño, fue devuelto a la cárcel y esposado para la fase final del proceso. El crimen del que se le acusó y por el que injustamente se le condenó, fue perpetrado contra el afro americano Raymond Blount que entonces tenía 16 años de edad.

Largas investigaciones, testimonios de otros testigos y pruebas que documentaron su inocencia, avalaron la decisión del juez.

A pesar de que se esperaba que el magistrado ordenara un segundo juicio a favor de Bermúdez, decidió acoger la petición del abogado del dominicano – Barry Pollack – que pidió que la corte desestimara los cargos y liberara de inmediato al criollo.

El fiscal adjunto Mark Dyer dijo que no está de acuerdo con la decisión y anunció que la fiscalía estudiará apelar la sentencia.

“Encuentro por la evidencia clara y convincente que el demandado ha demostrado su inocencia real”, dijo el juez Cataldo en su veredicto de 78 páginas, deseando a Bermúdez y su familia, un futuro mejor.

El caso fue desestimado por varios factores entre estos que un testigo cooperador de la fiscalía mintió en la corte y a otros testigos se les permitió “identificar” a Bermúdez en una ficha policial como el supuesto asesino.

El ex reo sólo atinó a decir “gracias, gracias” y el llanto se apoderó de sus emociones. En ese entonces sus hijos tenían 18, 8 y 3 años de edad procreados con la señora Cristal Bermúdez de 35, quien dijo que las familias de la víctima y de su esposo, sufrieron por igual.

Los fiscales explicaron que los parientes del asesinado, se mudaron de Nueva York hace algunos años. Pero aunque fue liberado de ese caso, Bermúdez se podría enfrentar a una sentencia de 27 meses en un caso federal por drogas que data de 1991.

Se dijo que el homicida de Blount podría ser un narcotraficante que también residía en el Alto Manhattan.

LA LIBERTAD

El 12 de noviembre de 2009, Bermúdez llegó al edificio 590 de la calle 204 y avenida Sherman en el Alto Manhattan en un vehículo blanco tipo SUV, acompañado por amigos y parientes que lo escoltaron primero a Connecticut, donde estaba residiendo su esposa Cristal y sus hijos e hija, y luego al barrio dominicano donde creció junto a sus compañeros de escuela y amigos.

Previo a su llegada, tanto la entrada del edificio como al apartamento 22-B en el segundo piso, tenían un ambiente de fiesta por lo que no sólo su familia estaba de júbilo, sino también docenas de comunitarios residentes en el vecindario.

Lo primero que dijo en entrevista con este reportero, es que después de la injusticia que se hizo con él, se sentía alegre y comenzaba a vivir de nuevo.

“Gracias Señor, gracias Señor”, repetía una y otra vez con los ojos llorosos.

“Por todos esos años que estuve en prisión, sufrí de grandes depresiones, pero por fin este día ha llegado, ¡gracias Dios!”, exclamaba Bermúdez rodeado de hermanos, su madre, su padre y otros parientes que lo abrazaban y se aferraban a él con visible fuerza.

“Seguiré estudiando en el colegio comunitario y dándole un ejemplo bueno a la juventud para que aprenda que les puede pasar a ellos también si se descuidan”, dijo Bermúdez que a pesar de los años que permaneció en la cárcel, presentaba un aspecto juvenil y físicamente estable.

Su llegada al barrio no sólo atrajo a sus conocidos, sino también a muchos curiosos jóvenes, hombres y mujeres que desconociendo la información sobre su caso, preguntaban a este reportero si se trataba de alguna celebridad.

Bermúdez, que comenzó a estudiar la carrera de psicología en la cárcel faltándole sólo dos semestres, dijo que completaría sus estudios en Mercy College y que también quería estudiar otra carrera.

“Mi intención es ayudar a la juventud y a otros, a superar los obstáculos que se les presentan en el camino”, dijo.

“Seguiré pá lante porque nuestra comunidad necesita de mucha ayuda con sus jóvenes”, agregó.

Su caso se resolvió gracias a la organización Proyect Innocence (Proyecto Inocencia), que investiga expedientes de prisioneros que mantienen su inocencia.

Nota de Miguel Cruz Tejada

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