27 de agosto de 2015

Mujer es alérgica al Wifi y la electrricidad

Aunque el wi-fi ha sido una verdadera herramienta útil para estos tiempos hiperconectados, existe al menos una persona en el mundo que desearía que esto no ocurriera. O simplemente desapareciera.

Se trata de Jackie Lindsey, una mujer británica de 50 años que hace un tiempo se "autodiagnosticó" una rara enfermedad llamada hipersensibilidad electromagnética (EHS, sus siglas en inglés), por lo cual la mínima exposición con la electricidad, las señales de Wi-fi e incluso de los celulares podrían causarle un shock alérgico.

Sus vecinos de la localidad rural de Wimborne, en la región de Dorset (sur de Inglaterra), a donde Lindsey se mudó hace ocho años, ya se acostumbraron de ver a la mujer, cada vez que sale de su casa totalmente protegida de la electricidad, cubierta de pies a cabeza con un traje de plata y un velo del mismo metal, que le hace ver una apariencia de “apicultor demente”.

Lindsey siempre fue una mujer sana, hasta hace ocho años cuando comenzó a sufrir problemas neurológicos intensos, como mareos, dolores punzantes en los ojos y entumecimientos en sus manos. Sin embargo, los exámenes médicos no permitían diagnosticarle una certera patología.

Por ello, comenzó a investigar por su cuenta durante tres años, hasta que descubrió el EHS, una enfermedad no reconocida por las asociaciones médicas del Reino Unido, pero que cuenta con estudios certificados en otros países, como en Suecia, donde ya se considera una discapacidad. Se cree que el 4 por ciento de los británicos sufre esta patología.

Además de vestir su extraño traje cada vez que sale, Jackie desconectó todo tipo de electricidad de su vivienda, utilizando solamente velas y una cocina de gas. Además posee un dispositivo de prueba de campo electromagnético (EMF), que sirve para medir la corriente magnética en el aire.


"Me sentí aliviada cuando mi investigación desembocó en el trastorno de EHS, porque tenía sentido con los síntomas que había estado sufriendo de manera intermitente durante años", señaló Lindsey, a lo cual agregó: "Pero es difícil que me tomen en serio. Un montón de enfermos pierden amigos y familiares porque piensan que la persona se ha vuelto loca.

Incluso, la mujer se quejó porque "me siento insultada por los médicos cuando me dicen que todo está en mi cabeza", algo que parecen decir bastante.

"No puedo ir de vacaciones y me siento triste en Navidad y en fechas festivas porque quiero participar de ellas, pero no puedo. He perdido todo en la vida que te hace sentir humano", se lamentó.

"Echo de menos la vida normal y de ser capaz de visitar a amigos. Estoy aislanda pero lamentablemente esa es la manera que tiene que ser", concluyó.

Via MDZOLCOM

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