6 de diciembre de 2010

Chanfle !! Dizque en caso Paya condenaron un muerto

-"Aquí sentenciaron a un muerto". vociferó uno de los acusados..Tiren un Datacredito !!
Noticia de Robert Vargas/Ciudadoriental.com

Uno de los imputados, tras producirse la sentencia final, dijo que:


-"Aquí sentenciaron a un muerto".
Supuestamente, se trataría de Andrés Berroa Mercedes.

Hace varias semanas se filtró en los pasillos del Palacio de Justicia que ese nombre sería de un abogado petromacorisano que murió hace varios años.

-"Pidan un Datacrédito de cada uno de los 22 imputados y ustedes verán cuál de nosotros es el que está muerto", dijo José Luis Montás Vargas.
De ser así, entonces sería la primera vez que un tribunal dominicano condena a prisión a un cadáver.

Cuando fueron anunciando las sentencias respectivas, 30 años por aquí, 30 por allá, 20 más por aquí, diez por allá, y otras más, los reporteros, los policías y todo los demás esperaban que se produjeran reacciones quizás airada de los imputados.

Nada. No movieron ni un solo músculo. Se quedaron todos sentados, tranquilos. No dijeron nada.
Solo en el segundo asiento donde estaban sentados los familiares y amigos de los imputados más algunos policías "secretos", se produjeron sollozos profundos de tres o cuatro mujeres.

Una era amiga o hermana de Scarlet Aristy Rosa de Guzmán, a quien condenaron a 10 años de prisión. Cuando la amiga escuchó la sentencia, su grito contenido le penetró hasta los huesos a quienes allí estaban, aún así, fue calmada por un hombre que la acompañaba.

Poco después, al escuchar que el esposo de Scarlet fue condenado a cumplir 30 años de prisión, el llanto fue más sonoro y el ministerial corrió a decirle que si no se callaba la sacarían de la sala.

En el lado de los imputados, calma y silencio total. No hubo gritos. No hubo movimiento. No hubo espectáculos.

En el tercer banco dedicado al público estaba sentado, casi de incógnito, el ex senador Noé Sterling Vásquez.

Esperaba con ansiedad la sentencia sobre su hijo Noé Sterling Villalón, de quien el Ministerio Público lo presentaba como un capo al servicio de los narcotraficantes.

El fallo llegó. El tribunal lo declaró "No culpable".

El ex senador se quedó tranquilo. Lo observé. No movió ni un solo músculo de la cara. No sonrió. Nada.

Minutos más tarde, me dijo que estaba complacido con la sentencia y que, al fin, se hizo justicia. Me dio las gracias por el tratamiento informativo que le di al caso de su hijo. En ese momento sonrió y nos abrazamos levemente. Mi papá, durante muchos años, fue su peluquero. Yo soy hijo de un peluquero.

El abogado José Vinicio Simé Cisnero estaba feliz. Fue declarado no culpable. El Ministerio Público pretendió, sin lograrlo, convencer al tribunal de que fue él quien le preparó a Edward Mayobanex Rodríguez Montero, el pasaporte falso con el que pretendía irse al extranjero para evitar ser "asesinado por los verdaderos narcotraficantes que participaron en esa matanza", según declaró en algún momento el ex militar.

Simé Cisnero caminó por los pasillos del edificio. Lo abrazaban policías y abagados.

También lo abrazó y lo felicitó Domingo Onésimo Marmolejos Santana (One), de quien el Ministerio Público había dicho que fue el hombre que facilitó un camión para transportar la droga y que, supuéstamente, se comunicaba hablando en clave con los narcos diciendo que "la marrana había parido 13 marranitos".

Según la explicación de los investigadores, cada "marranito" representaba "100 kilos de cocaína".

El tribunal no creyó la versión de los fiscales y declararon a One, "No culpable".

Este imputado gozaba de libertad condicional.

Ayer, minutos antes de que fuera leído el fallo, conversé con él. El estaba sentado en el banquillo de los acusados. Yo de pie. Le noté que en la cara tenía un riptus de dolor, mientras se apretaba "la cintura" derecha, desde atrás, mientras se movía extrañamente en el asiento.
-"¿Qué te ocurre?", le pregunté en confianza.
-"Tengo un dolor de riñones. Esa piedra no me deja tranquilo".
Yo se lo que es un dolor de riñones. Desde hace más de 30 años padezco de ese mal. Esos cólicos son terribles.

-"Ya me tomé una pastilla para el dolor", me comentó.

Yo le respondí que porque no iba a la clínica de al lado para que lo medicaran con algún medicamento más fuerte. El descartó esa posibilidad porque "a lo mejor quieren rehidratarme y yo no quiero que esto se pare por mí. Yo quiero salir de esto".

Cuando abrazó a Simé Ciesneros, se doblaba de dolor, pero sonreía. Era, por el momento, un hombre libre.
-"Recuerda la promesa, tienes que llevarme a tu pueblo para ver los marranos", le dije.
-"Cuenta con eso".

Dentro, en la sala de audiciencias, ya la Presidenta del tribunal le había dicho a los imputados y a los fiscales que podrían apelar las sentencias.

A un lado de la sala estaban Scarlet Aristy y su esposo Guzmán Pérez. Estaban serenos. De repente, sin importar que estaban en medio de la sala de audiencias se fundieron un en fuerte abrazo cargado de ternura. El abrazo fue intenso. Ella condenada a cumplir diez años de prisión, él 30 años.

No se sentían derrotados.
-"Apelaremos. Esto se sabía que iba a ocurrir", me dijo Guzmán Pérez.
El resto de los reporteros asediaban a Mayobanex Rodríguez Montero para que declarara "algo".

Rodríguez Montero estaba sereno. Las cámaras se le venían encima. Cualquier gesto que hiciera, cualquier palabra que dijera, sería captado de inmediato.

A este imputado, una parte de la opinión pública lo condenó antes de llegar al juicio. El tribunal lo encontró culpable y lo sentenció a cumplir 30 años de prisión.

Ninguno de los testigos que presentaron ante el tribunal lo vio disparar, ni siquiera el sobreviviente. No fue presentada ninguna huella digital que lo vinculara al "fusil asesino". No le sirvió de nada que los vecinos fueran al tribunal a decir que la noche de la matanza él estaba con ellos en la calle cuatro de agosto de Los Mina.
Para todos, ya él es un asesino. Incluso para el tribunal. Sus parientes y sus vecinos dicen otra cosa, lo contrario.

Rodríguez Montero me dijo que apelará la sentencia y que espera que "Dios haga justicia".

A Luis de Jesús Lara Martínez también lo condenaron a cumplir 30 años de prisión, lo que también ocurrió con José Luis Montás Vargas a quienes, sin embargo, el tribunal ordenó que les devolvieran sus bienes porque el Ministerio Público no pudo demostrar que sus haberes fueran fruto del narcotráfico.

Jorge Luis Chalas, también condenado a 30 años de prisión no dijo nada. Se mantuvo sereno, como siempre hizo a lo largo del proceso.

Miguel Peña Figuereo, también condenado a 30 años de prisión, se pasó la jornada completa llenando crucigramas. No hizo comentarios. Su madre, que siempre le acompañó en cada una de las audiencias, esta vez no se presentó. El le pidió que no fuera.

Su medio hermano, Robert Peña Valdéz, ex asistente y hombre de confianza del ex jefe de la Marina de Guerra Julio César Ventura Bayonet, fue quien lo incriminó y lo llevó al expediente.

Peña Valdéz, sería ahijado de Ventura Bayonet, según dijo Peña Figuereo a Ciudadoriental.com.

Los problemas entre los dos hermanos vendrían de lejos, por supuestos celos porque el padre de ambos, supuestamente trataba "mejor" a Peña Figuereo.

Para el tribunal no tuvo ninguna importancia las contradicciones en las que incurrió Peña Valdéz en su testimonio.
Dennis Jairo Rodríguez Pérez, quien tiene apariencia de ser un chico juguetón, fue condenado a 20 años de prisión. Es primo de Ricardo Rafael Guzmán Pérez.
Marcos Fajardo Guzmán Almonte, el único de los imputados que dijo haber visto la supuesta droga de Paya y que fue cuidado por la Dirección Nacvional de Control de Drogas a lo largo del proceso, dijo que Peñla Figuereo y dennis Jairo estuvieron implicados en el caso, además de Guzmán Pérez y Scarlet.

El confesó su participación "involutaria" en la operación y lo condenaron a cumplir cinco años de prisión, pero le suspendieron el resto de la pena.
A Girson Antonio González Maríñez, a quien apodan "Toro Bravo", el tribunal lo decalró no culpable y ordenó que fuera puesto en libertad.
Toro Bravo es el más pequeño de todos los imputados. Siempre alegre y juguetón.

El Ministerio Público pretendió demostrar que fue él quien condujo una de las jeepetas que ingresaron a la residencia de los colombianos la noche que los mataron.
Ahora queda en el aire la duda de, si no fué él, entonces, ¿Quién condujo la jeepeta?.
Con Orin Clinton Gómez Harford, el único sobreviviente de la matanza, conversé durante algunos minutos.

-"Ese man quiere sacarme de circulación porque sabe que yo se que él quería matarme", me dijo.

-"¿Quién es que quería matarte?", le pregunté.

-"Ese, Polanco", dijo mientras señalaba al líder del Ministerio Público en el caso Paya. Entonces, me hizo un relato sobre una presunta trama en la que implicó al coronel retirado Adolfo Sánchez Pérez y a otro agente de policía, además del fiscal Polanco.

Orin Clinton está convencido de que "ese hombre es malo y me quiere muerto".
-"Yo no conozco a ninguno de esos", dijo señalando a los demás imputados.
Cuando le dictaron la sentencia de 20 años de prisión, ya no quiso conversar con los demás periodistas. Yo no le pregunté nada ni me le acerqué después de la sentencia. Otro será el momento.

A Redys Manuel Encarnación Quezada también lo descargaron por insuficiencia de pruebas. Este bromeaba con los policías.
-"¡Quítenme estas esposas, yo soy un hombre libre!".
Los demás, lo felicitaban.
Pero Antonio Manuel Roche Pineda no estaba contento. Lo habían condenado a cumplir 30 años de prisión y su abogado exclamó que "esta es la crónica de una sentencia anunciada, pero no importa, apelaremos".

A Jesús Sánchez Piña lo condenaron a cumplir diez años de prisión. Pero no podrán encerrarlo hasta que el asunto sea juzgado en forma difinitiva.
Fue, la de ayer, una jornada cargada de emociones y tensiones.
De lágrimas y risas.
Incluso hasta de casi gritos de victoria por algunos opinantes que entendieron que "se ha hecho justicia".

El caso, aún no termina. El Ministerio Público ha dicho que apelará en aquellas sentencias que no le han agradado, lo mismo harán los imputados condenados.
En este caso, también estaban siendo juzgados, de forma implacable, los mismos jueces: si otra hubiera sido su decisión, habrían sido condenados sin piedad por algunos opinantes que dictaron sentencia antes de que el juicio comenzara.
Ahora, todos calmados. Vienen las apelaciones
En principio, eran 27 los imputados. Después, solo quedaron 22 imputados.
Ahora, tras el descargo de seis, solo quedan 17. El círculo se estrecha.

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