11 de julio de 2010

Cuando vio el cañón en su cara, se dio por muerto; creyó que la policía lo mataría

-"¡Sal de ahí! ¡Ese vehículo es robado! ¡Ladronazo!", gritó el agente que empuñaba el arma, mientras los otros rodeaban el Toyota Corolla, que Zenón Pinales Montero había comprado cinco años atrás.

A sus 42 años nunca había pensado que la Policía lo acusaría de robarse su propio vehículo. Mucho menos, que le colocaran un fusil, con ese orificio tan pavoroso, frente a sus ojos. Leer mas




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